La banda sonora de la Navidad (pero no siempre fue así)
Llegan las fiestas navideñas y con ellas los turrones, los regalos, las reuniones familiares y, por supuesto, la banda sonora inevitable: los villancicos, esas alegres cancioncillas que repetimos un año tras otro. Pero ¿conoces cuál es su origen? Vamos a verlo.
Originalmente, en el Renacimiento, los villancicos eran canciones cantadas en la villa por sus habitantes, los “villanos”, y de ahí procede su nombre. Se cantaban en fiestas populares y hablaban de temas diversos, como podían ser los acontecimientos más recientes del propio pueblo o de la región, batallas, historias de amor, etc. En algunos casos eran humorísticos.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI la Iglesia empieza a abandonar el latín en sus sermones y misas, ya que la gente no lo entendía. Por ello adoptan las lenguas populares para hacerse entender. Usan además la música y aquí es donde empiezan a utilizar en las misas canciones similares a las que canta el pueblo, los villancicos, pero con temas religiosos, especialmente durante el Corpus Christi y la Navidad. Las catedrales y las iglesias con más recursos económicos tenían sus propios compositores de villancicos, haciéndolos más complejos. Es en el momento cuando la gente aprende esas canciones y las asocia a esas festividades religiosas concretas.
En el siglo XVIII la iglesia reserva los villancicos solo para la celebración de festividades navideñas. Por este motivo quedó como un género de canción específica de Navidad, pasando a denominar en la actualidad a cualquier canción de temática navideña.
La costumbre se ha extendido por todo el mundo y recoge canciones de cualquier clase: Carol en inglés, Noël en francés, Laude en italiano o Weihnachtslied en alemán.
¡Felices fiestas y a cantar muchos villancicos esta Navidad!
