La mejor manera de conocer la ciudad en la que vivimos es paseándola. Recorrer sus calles, detenerse a observar las fachadas, mirar de cerca y tocar los monumentos nos permite conectar con el pasado y nos brinda un conocimiento valioso para entender y apreciar el lugar que habitamos.
En Dime, nos encanta hacer este ejercicio. Por eso organizamos paseos urbanos en los que acompañamos a nuestros estudiantes de español que viven en Barcelona. Una cosa es segura: a los profesores de Dime les apasiona enseñar no solo el idioma, sino también su ciudad. Para ellos es un auténtico placer compartir anécdotas, curiosidades e información sobre los diferentes rincones de Barcelona.
Hace unos días visitamos el barrio del Raval con los alumnos del curso de español intensivo de julio. Fue un paseo muy agradable bajo el calor —no demasiado agobiante— de julio. Empezamos temprano, cuando muchas tiendas aún no habían abierto. Por eso, el característico ajetreo del Raval estaba por llegar. En ese momento de calma, los estudiantes tuvieron la oportunidad de conocer la historia del barrio y de imaginar cómo ha evolucionado con el paso del tiempo.
El Raval tiene un pasado fascinante y lleno de contrastes. Originalmente, fue una zona extramuros —fuera de las antiguas murallas medievales de Barcelona— que se empezó a urbanizar en la Edad Media. Allí se instalaron numerosas órdenes religiosas, que construyeron conventos, monasterios y hospitales. Este carácter asistencial marcó el inicio de la función social del barrio: un lugar donde se ofrecía caridad, refugio y cuidado a los más desfavorecidos.
Durante la Revolución Industrial, el Raval se transformó radicalmente. Fue uno de los primeros barrios en acoger fábricas y talleres, atrayendo a una gran cantidad de obreros procedentes de otras regiones de España. El crecimiento fue rápido y desordenado, lo que provocó problemas de salubridad y vivienda. Aun así, fue un motor económico clave en la historia moderna de la ciudad.
En el periodo de entreguerras, el Raval se ganó el apodo de "Barrio Chino" —nombre dado por un periodista sensacionalista— y se convirtió en sinónimo de vida nocturna, prostitución, pobreza y marginalidad. Esta etapa marcó profundamente la imagen del barrio durante décadas. Sin embargo, también fue un centro de intensa vida cultural, frecuentado por artistas, bohemios y escritores.
Hoy, el Raval es un barrio lleno de vida, diversidad y mezcla cultural. Ha sido objeto de procesos de transformación urbana, algunos controvertidos, que han cambiado su paisaje social y arquitectónico. Es un espacio en el que conviven personas de todo el mundo, donde se respira dinamismo, creatividad y una identidad propia que lo hace único.
Durante nuestro paseo, visitamos algunos lugares emblemáticos que reflejan esta riqueza histórica y cultural:
Durante nuestro paseo, no solo evocamos el pasado del Raval, sino que también sentimos el latido de su presente: sus calles animadas, sus comercios multiculturales, sus plazas donde se mezclan vecinos, estudiantes y visitantes. Sin duda, pasar una mañana de julio recorriéndolo es una experiencia enriquecedora, tanto para practicar español como para descubrir el alma auténtica de Barcelona.
Si quieres unirte a nuestra próxima excursión, no dudes en escribirnos un mail a info@dimebarcelona.com
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